Vamos a leerla:
EL CAMELLO COJITO
(AUTO DE LOS REYES MAGOS)
(Gloria Fuertes)
(AUTO DE LOS REYES MAGOS)
(Gloria Fuertes)
El camello se pinchó
con un cardo en el camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.
con un cardo en el camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.
Baltasar fue a repostar
más allá del quinto pino....
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su "Longinos".
-¡No llegamos,
no llegamos
y el Santo Parto ha venido!
-Son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido-.
El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar,
Melchor le dijo al oído:
-Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.
A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay, qué tristeza tan grande
con su belfo y en su hipo!
Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empujaba al bicho.
Y a las tantas ya del alba
-ya cantaban pajarillos-
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.
-No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero, repitió el Niño.
A pie vuelven los tres reyes
cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado
le hace cosquillas al Niño.
más allá del quinto pino....
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su "Longinos".
-¡No llegamos,
no llegamos
y el Santo Parto ha venido!
-Son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido-.
El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar,
Melchor le dijo al oído:
-Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.
A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay, qué tristeza tan grande
con su belfo y en su hipo!
Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empujaba al bicho.
Y a las tantas ya del alba
-ya cantaban pajarillos-
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.
-No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero, repitió el Niño.
A pie vuelven los tres reyes
cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado
le hace cosquillas al Niño.
Hola maestra me alegra que pongas muchas cosas mas en el blog me ha gustado la poesia, estoy mirando en mi libro de Gloria Fuertes haber si lo tengo. Si quieres me lo traigo al cole. Adios.
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