África era casi desconocida en la Europa del Siglo XIX por su geografía y su clima.
Los ejemplos que explican la dificultad de viajar hasta allí relacionados con el paisaje son las selvas, las altas montañas, los valles profundos, los ríos con cascadas y rápidos, que impedían también la navegación. Otras razones para explicar la dificultad son los insectos que provocaban enfermedades desconocidas y peligrosas o las guerras.
Era un reto llegar a África para algunos jóvenes por lo que habían leído sobre los viajes de antiguos exploradores y porque la educación que habían recibido los animaba a hacerse hombres duros y valientes.
El primer explorador con fines científicos del río Níger fue el joven médico escocés Mungo Park.
Napoleón estuvo interesado en el antiguo Egipto.
El paisaje africano, según las zonas, estaba cubierto por una selva espesa o por matorrales enmarañados, espinosos, y hierba alta; había también montañas altas y valles profundos, barrancos pedregosos, ríos con cascadas y rápidos.
Los europeos que llegaban debían, además, enfrentarse con animales cuyas picaduras podían ser venenosas o transmitir graves enfermedades, y con la guerra entre tribus, que podía llevarles a ser acusados de espías y ser ejecutados.
Algunos exploradores eran amantes de la aventura; otros querían ayudar a los demás, como médicos, por ejemplo; otros, difundir la fe cristiana, como los misioneros; y también había quien buscaba la investigación científica.
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